En esta ocasión no sólo queremos hacer visible el dolor de tantas personas que tienen que dejar su tierra, sus casas, sus pertenencias… lo que hasta el momento había configurado su vida (que también) sino que queremos hacer una llamada a la reflexión. ¿Que nos está pasando, a la especie humana, cada vez más para aumentar las mal llamadas fronteras? ¿Qué nos sucede a nosotros y nosotras, seres inteligentes, para levantar muros contra la convivencia y el bienestar común? ¿Quiénes dibujan las fronteras?, ¿Cuáles son las fronteras?…
La codicia y la avaricia están adueñándose de nosotras y nosotros mismos, de lo más genuino y auténtico que tenemos como especie y que nos hace ser seres diferentes al resto de vivos. La avaricia y la codicia, nos hace perder la humanidad que la naturaleza nos ha concedido y con la cual se nos ha bendecido.
El ser humano, no sólo tiene la obligación de cuidarse a sí mismo, sino de cuidar, proteger y fortalecer todo lo que nos rodea: la naturaleza, el buen uso de las materias primas…y por supuesto a los seres semejantes, y esto, aunque no sólo sea por respeto sino por egoísmo personal: si no cuidamos lo que nos rodea, podemos dejar de existir. Y qué mejor forma de dejar de existir como especie cuando dejamos y no solo dejamos, sino que permitimos, que mueran miles de personas en pateras, en camiones, en lugares cada vez más inhóspitos… y aquellas personas que sobreviven, las utilizamos como mercancía, a nuestro antojo, que traemos y llevamos de un lugar a otro….
En estos momentos, somos invitadas, a descubrir y potenciar un nuevo lugar, unas nuevas fronteras, en las cuales, cada personas pueda moverse con libertad, con autonomía y respeto, con decisión… la solidaridad como principio, la solidaridad como bandera que nos permita no sólo crecer individualmente sino como grupo, como especie, hacia la evolución propia de la que estamos dotados. Tengamos el valor y el coraje de levantarnos contra aquello que no nos permite evolucionar, contra aquello que no permite que vivamnos en arm onia, dejando fluir aquello que nos dota como seres vivos inteligentes.