Hoy se celebra el Día Mundial de Concienciación del Autismo. Una comprensión social por la que luchan los padres de los afectados y colectivos como la asociación Autismo Ourense. «A veces la sociedad hace que los padres nos sintamos culpables porque nuestro niño parece un maleducado y piensan que lo mimamos en exceso, cuando lo que pasa es que tiene dificultad para relacionarse, para comunicar sus emociones que no expresa como los demás. Como no tiene unos rasgos marcados, el autista primero es incomprendido y después discriminado», sentencia Ana Rojo, madre de un afectado de 8 años.
De lo complejo de este síndrome, que hasta hace poco pasaba desapercibido incluso para la ciencia, dan buena cuenta las estadísticas. Según los datos del servicio de Pediatría del CHUO, se estima que en Ourense podría haber un afectado por cada cien niños, aunque el diagnóstico está en uno de cada 5.000. Las cifras son similares a nivel nacional. Esto da idea de lo difícil que resulta detectar un trastorno que aglutina múltiples características y se presenta en distintos niveles de afectación.
Al contrario de lo que ocurre con otros problemas de discapacidad, no hay síntomas fisiológicos que permitan identificar a un niño de espectro autista de forma prematura ya que en muchos casos los afectados no muestran signo externo alguno que alerte de la situación y haga más comprensible su conducta. Ni siquiera para su propia familia. La tardanza en hablar suele dar la primera alerta, pero es habitual que hasta los seis años no se confirmen la mayoría casos.
El trastorno afecta básicamente al desarrollo y al funcionamiento cognitivo, especialmente a la hora de procesar y entender estímulos de ámbito social. En general, las dificultades para relacionarse con otras personas y su tendencia al aislamiento, son rasgos comunes en prácticamente todos los niveles y tipos de afectados.
«Hay muchas falsas creencias, como que los niños autistas no tienen sentimientos», lamenta Ana, que ve con buenos ojos la llegada de películas y series de televisión en las que los protagonistas sean personas autistas.
Desde el singular científico Sheldom de la comedia Big Bang Theory al doctor Mateo, de la serie española del mismo título, la televisión y el cine han ayudado a hacer más cercano el síndrome autista, aunque bien es verdad que desde los niveles de afectación más leves, como pueden ser los asperger o los autistas de alta capacidad. «Al menos ayudan a divulgar, aunque no ayuden a comprender ni a conocer lo amplio y complejo que es este mundo», añade esta madre, que es también vicepresidenta de Autismo Ourense.
Precisamente para atender esa diversidad, desde esta asociación ofrecen ayuda integral, desde los cero años hasta la etapa adulta, con atención individualizada. El colectivo, creado en 1999, tiene en funcionamiento desde hace cuatro años un centro propio de educación especial, con cuatro aulas autorizadas por la Xunta, aunque la mayoría de afectados van a clase en colegios ordinarios. También funciona una escuela de padres e incluso una de hermanos, para apoyar al entorno familiar.
